Del CAC al Servicio Público

08/04/24

Conversamos con Jaime Bellolio Avaria (Gen. 98)

Conversamos con Jaime Bellolio Avaria (Gen. 98)

Del CAC al Servicio Público

08/04/24

Conversamos con Jaime Bellolio Avaria (Gen. 98)

Según su biografía en la Biblioteca del Congreso Nacional de Chile (www.bcn.cl), Jaime Bellolio (León de la generación 1998), es Ingeniero Comercial, Máster en Políticas Públicas y político de la UDI. Fue Presidente de la Federación de Estudiantes de la Universidad Católica de Chile el año 2003, diputado por el Distrito Nº 30, Región Metropolitana de Santiago, desde 2014 a 2018, diputado por el 14° Distrito, Región Metropolitana de Santiago, entre 2018 y 2020.  Fue Ministro Secretario General de Gobierno desde el 28 de julio de 2020 hasta el 11 de marzo de 2022, durante la segunda administración de Sebastián Piñera Echenique.  Y también destaca una parte, que es  importante en la historia del Cordillera, ya que Jaime fue Presidente del CAC el año 1997.

La semana recién pasada fue al Colegio a hablarle a los alumnos de media sobre Educación, además de estar en un momento de decisiones en su carrera, es que quisimos conversar con él.

1. Jaime, ¿Fuiste presidente de la Feuc el año 2003, pero antes fuiste presidente del CAC, ¿Cómo influyó el Colegio en esta vocación? ¿Qué es lo que más valoras de tus años en el Cordillera?

Mi primera campaña electoral, como tal, fue para el CAC, y de hecho, gané solo por 2 votos a Ramón Delpiano, gran amigo mío. El CAC fue una manera de darme cuenta que me interesaban más cosas que sólo lo curricular del Colegio, y poder canalizar los intereses que tenía en cosas productivas.  El CAC fue una experiencia notable, hicimos los primeros trabajos de invierno del Colegio, que se hicieron en Tierra Amarilla.  Así nació un interés por lo social, que agradezco del Colegio.

   

 En el Colegio también siempre sentí el desafío académico, que te preparaba para la universidad; y el desafío deportivo, donde competí siempre durante la enseñanza media, y que después continué en mis años universitarios.  Destaco la excelencia de mucho de los profesores, no solo en las áreas de Ciencias, donde nos prepararon muy bien para los años que vendrían, si no que también en las áreas humanistas. Tanto así que, aún no siendo de los mejores alumnos del curso, en la PAA me fue bastante bien.

Quiero destacar a Mario Stambuck, profesor de Historia que, aunque yo no estudié nada relacionado con la Historia, pero ese amor por la Historia, por el querer saber detalles y no solo hitos, se lo debo a él. Eduardo Fuentes también fue un profesor importante para mí, en Educación Física, con quien sigo ligado hasta el día de hoy. Daniel Mella, no sólo como inspector, sino que también como profesor. Gonzalo Celis, que fue mi profesor jefe, y director. El profesor Manuel Uzal, quién es ahora el Director, con quién tuve una buena relación y un interés de hacer cosas que iban más allá de lo académico.

 

2. Eres Ingeniero Comercial de la UC, con un Máster en Políticas Públicas de la Universidad de Chigago. ¿Qué te llevó a irte por el área del servicio público? ¿Cuáles han sido los sacrificios y las ventajas?

Entré a Ing. Comercial porque no tenía claro que estudiar, pero lo que más me gustó es que podía poner en práctica alguno de los elementos que ahí teníamos. Entonces, rápidamente, me entusiasmé en los primeros años en hacer actividades que eran extraprogramáticas, con emprendedores de cerca de la zona y también en las actividades sociales que hacía la universidad: trabajos de invierno y verano y misiones. Me di cuenta que, no solo por la situación de privilegio, sino que también por la necesidad de la realidad de Chile, tenía que poder poner mi profesión, mis conocimientos, al servicio de las demás personas y que el impacto era mucho más potente si era durante mucho tiempo, una vida, una profesión, y además entre muchas personas. Ahí entendí que esto tenía que ser un trabajo colectivo, hacerlo con más personas.

Por lo mismo, el especializarme en el servicio público tuvo que ver con eso: en tener los mejores mecanismos para cooperar al bien público, para que fuera una discusión no sólo de intenciones, sino que de acciones. Y que esas acciones se deban a la dignidad de las personas. El Estado está al servicio de las personas, y al hacerlo, necesita como deber moral, que sus acciones vayan orientadas a esos fines. Eso significa que uno tiene que prepararse muy exigentemente para poder estar en el servicio público.

Valoro mucho a las personas que trabajan en el ámbito privado, creo que hay muchas formas de contribuir a lo público: desde la educación, desde el mundo privado, desde la preocupación por el entorno, por el futuro; pero me parecía que la vía más directa de hacerlo era estudiando Políticas Públicas y luego involucrándome directamente en política (no necesariamente lo electoral).

¿Significa sacrificios? Por supuesto que sí, y no sólo en términos de retribución monetaria, sino que también de tiempo, de exposición, tiene mayores riesgos, y es una pega que no se acaba. Es 24/7 y uno tiene que saber como equilibrar los tiempos personales con los tiempos de la política. Y saber como rodearse de las personas que te ayuden a conseguir tus objetivos, pero que también te ayuden a apalear tus defectos, que en política se pueden hacer muy grandes al estar relacionado con el poder, con el conocimiento público y la exposición.  Si tú no tienes ideas claras, convicciones (trabajadas, estudiadas y formadas en ese sentido) más un grupo de personas que te ayuden a entender mejor, escuchar bien, aprender más, eso es un destino al fracaso.

Lo otro que para mí fue muy importante, en mi formación académica, tanto en la UC, como en Chicago, fue nunca creer que uno es dueño de la verdad, nunca pensar en que no puedo estar equivocado. Y, por lo mismo, uno tiene que estar abierto a nuevas experiencias, a nuevos aprendizajes, abierto a escuchar y ser muy humilde en eso. Yo me declaro como un liberal clásico, es decir, aquellas personas que están siempre con la lógica de la duda: las certezas y convicciones son muy importantes, pero también estar abierto a poder dudar de cómo estamos haciendo las cosas, si las estamos haciendo bien o no, cuál es la orientación, y de escuchar y de aprender de otras personas. Aceptar que, en las diferencias, los seres humanos nos engrandecemos.

 

3. ¿A qué te has dedidacado luego de que terminara tu período como Ministro Secretario General de Gobierno, de la administración del expresidente Sebastián Piñera?

Al salir de la Universidad, me fui a trabajar a la Fundación Jaime Guzmán, donde parte de mi labor era buscar profesionales jóvenes que estaban recién saliendo de la universidad, para que fueran a trabajar a municipios. Es decir, que volcaran su profesión al servicio de las demás personas. Eso me permitió conocer toda una inmesa diversidad y desigualdad que hay a lo largo de todo Chile. Y me prometí a mí mismo que quería seguir siendo más riguroso en el análisis de políticas públicas para poder contribuir luego a resolver, de mejor manera, las inequidades existentes en Chile.

Después me fui a estudiar a Chicago. Y, a la vuelta, había ocurrido el terremoto del 2010, y estábamos en el 1er gobierno del Presidente Piñera. Yo decidí estar, desde afuera, haciendo clases en la universidad y cooperando a que más personas pudiesen estar en el servicio público, pero en el Gobierno. Antes era en los municipios, ahora era en el Gobierno.

Ahí decidí ser candidato a diputado, salí electo y fui diputado por la zona sur de Santiago (por las zonas rurales de la Región Metropolitana) por 6 años y medio, hasta que el Presidente Piñera me llama para ser Vocero de Gobierno, en un momento muy complejo, ya que fue menos de 1 més después del peack de la pandemia, y habiendo ocurrido el estallido social. Entonces el nivel de diálogo en la Cámara había bajado considerablemente y el clima político estaba muy peleado. Y la pandemia era un desafío gigantesco para todos, porque nadie sabía bien como enfrentarlo.

Entonces, la experiencia como Ministro fue extraordinaria: muy intensa, pero distinta de la parlamentaria, en el sentido de que tenías una realización que era más inmediata y, al mismo tiempo, tenías equipos que te permitían poder hacer eso mismo.

Terminando el Gobierno, entré a la Univ. Andrés Bello, donde hoy día soy académico e investigador. Creamos el Instituto de Políticas Públicas con Raúl Figueroa, que era Ministro de Educación; y yo particularmente, un área que se llama Observatorio Territorial, donde lo que más me interesa es la convivencia y cohesión social. Me interesa la interacción entre las personas.

Quizás el problema más grande que tenemos hoy día en nuestro país, tiene que ver con la confianza interpersonal, y que luego se lleva hacia la política, hacia las intituciones. Y la manera de poder resolver esas diferencias es 1º entenderlas muy bien, desde los distintos ámbitos,  pero luego desde el conocimiento del otro, el validar al otro, desde el diálogo, desde la experiencia propia que significa entender que el otro tiene una opinión tan válida como la tuya.

Seguí ligado al Presidente Piñera durante todo este tiempo, nos juntábamos todas las semanas, y ahí veía ese compromiso con lo público que iba mucho más allá de un período en particular. Es una decisión de vida, de la cuál me siento bien involucrado.

 

4. ¿Cuáles son tus próximos proyectos?

Justo ahora estoy en un momento especial, por lo que esta respuesta puede cambiar en cualquier minuto.

Yo había tomado la decisión, después de haber estado 6 años y medio como diputado y después como ministro, de saltarme el ciclo electoral de los próximos años. Pero la muerte del Presidente Piñera me significó repensar todo eso, particularmente en que, si bien yo tenía la idea de ser candidato en el futuro de algo, y que obviamente si estaba disponible a trabajar en un futuro gobierno, la muerte del Presidente Piñera te hace pensar “¿existe ese mañana? ¿somos capaces de planificarlo?”.

Es por eso que decidí ser candidato a Alcalde por la comuna de Providencia.

Esta es una comuna muy diversa, en todo sentido: en término etario, de posiciones ideológicas, es una comuna donde hay espacios para cultura, donde es muy relevante lo que pase en el ámbito de la salud, de la educación (que tiene liceos emblemáticos). Es una comuna con una gran población flotante, que trabajan ahí, pero no viven ahí, por lo que las cosas que ocurren ahí impactan a muchas más personas en toda la Región Metropolitana. Providencia es, hoy día, el nuevo centro de Santiago, por lo que tiene desafíos urbanos, culturales, patrimoniales; de retomar los espacios públicos, de seguridad, hay de todo.

Y esto me tiene bien entusiasmado.

Y, en la línea de lo que decía antes, en el ámbito de la confianza, una manera en la que puedes construir la confianza y la cohesión, es a través de lo local. Por lo que hay un desafío gigantesco para las administraciones municipales, que son las que están más cerca de las personas.

 

5. ¿Qué consejos le darías a todos esos Cordilleranos que hoy piensan en entrar a una vida en el servicio público?

Primero, que se animen: que lo público vale la pena, que tiene problemas y lo que se ve, es que hay confilctos (que los hay), pero la retribución que tiene lo público es mucho más allá de lo personal, es una retribución que se mantiene, que escapa de uno mismo y es súper trascendente.

Lo segundo, es que hay que entender que quienes hemos estudiado en el Colegio Cordillera tenemos una situación de mayor privilegio y, por lo mismo, ser atento a esa condición signifca poder generar mayores oportunidades, mayor movilidad social, mayor valoración del mérito, del talento, del esfuerzo, de las condiciones que hoy significan mayor inequidad y poder combatirlas, del respeto por la dignidad y libertad de las personas, y una acción decidida de una sociedad que se organiza para poder entregar bien público.  Y que, pese a todas las complejidades, es algo que queda, es algo que vale la pena, que trasciende y que va más allá de cada uno de nosotros.

Por último, les diría que hay que prepararse mucho. Lo que significa que hay que estar abierto a nuevas experiencias, a nuevas voces, a nuevas visiones, saber debatir, saber escuchar las posiciones distintas y no creer nunca que alguien es poseedor de la verdad, y ser personas íntegras (que también sepan buscar la belleza de las cosas, lo que se encuentra no solo en las disciplinas más tradicionales, sino que también en la múscia, en el arte, en la poesía, en la literatura, en el deporte, en la naturaleza).

Gracias Jaime por ser siempre un León de corazón, dispuesto a compartir tu amor por el servicio público con todos nosotros y  animando a las futuras generaciones de Leones. ¡Te deseamos el mayor de los éxitos!

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