Un León a la cabeza de Coaniquem

03/10/23

Conversamos con Jorge Rojas Goldsack (Gen 1994)

Conversamos con Jorge Rojas Goldsack (Gen 1994)

Un León a la cabeza de Coaniquem

03/10/23

Conversamos con Jorge Rojas Goldsack (Gen 1994)

 

 

 

 

 

 

Psicólogo de la UC, Jorge Rojas hizo un Master en Gestión Cultural en Madrid, Consejero del Ministerio de las Artes, la Cultura y el Patrimonio y fue representate de Chile en la UNESCO. Todos estos trabajos lo llevaron a entrar de lleno, hace un poco más de 9 años, en aquella fundación que vio nacer: Coaniquem.

Su papá, el doctor Jorge Rojas Zegers, hace un poco más de 40 años, fundó la Corporación de Ayuda al Niño Quemado.

Y hace un poco más de 1 año, Jorge es su nuevo Presidente Ejecutivo.

1. Tu papá estuvo a la cabeza de esta gran labor por 43 años. ¿Cómo has vivido el desafío de haber reemplazado a tu papá en la Presidencia Ejecutiva de Coaniquem? ¿Cómo llegaste a asumir este desafío?

 

Después de 8 años como Gerente de la Fundación Coaniquem, el año pasado me tocó asumir la Presidencia Ejecutiva de Coaniquem después de más de 40 años en que mi papá, que fue quien fundó la institución, estuvo también liderándola.

Fue una decisión de la Asamblea de Socios, formado por 37 personas que son el órgano máximo de gobierno corporativo de Coaniquem. Y es, para mí, un tremendo orgullo, una gran responsabilidad y un desafío muy interesante poder tomar este liderazgo que, con un equipo grande de 600 personas, estamos empujando para apoyar a los niños con quemaduras.

Ha sido, en lo profesional, tremendamente intenso e interesante. Nos hemos abocado a realizar un plan de desarrollo a 5 años que va a proyectar a Coaniquem a puertas de cumplir su medio siglo. Así que nos pusimos 12 objetivos estratégicos, con sus respectivos objetivos específicos e indicadores, y fue un plan que construimos con todas las personas que trabajan en Coaniquem y sus directorios. Lo lindo de este proceso es que me permitió conocer más de cerca la labor de algunos equipos con los que había tenido menos contacto.

Y, por otro lado, lo personal ha sido algo muy bonito también. He podido trabajar muy de cerca con mi papá, una cosa que nos ha acercado en nuestra relación (que siempre fue muy buena) pero desde estos ya más de 9 años que estoy trabajando junto con él acá en Coaniquem, ha sido también una oportunidad de poder acercarnos y estar mucho más cerca. He podido ver en 1ª persona toda la pasión que él ha puesto en este proyecto, toda la fuerza que ha entregado en una vida, lo que ha entregado a los niños con quemaduras, pero por sobre todo con la humildad y el cariño con que él ha hecho esto. Es un gran aprendizaje el poder aprender de esto.

Es por todo esto que, para mí, es un lujo poder trabajar en una institución que se dedica a apoyar a niños que lo necesitan, entregarles un tratamiento gratuito y no solamente en lo que tiene que ver con la rehabilitación de las quemaduras, sino también con procesos de investigación, de formación, de prevención y un trabajo con un programa que toca a Chile y también a 20 países de América Latina, el Caribe y Estados Unidos.

 

2. Eres Cordillerano, Psicólogo de la UC con un master en Gestión Cultural. ¿Cómo te ha ayudado todo eso en la labor que realizas ahora?

Para enfrentar este desafío, mi carrera de base, que es la psicología, ha sido súper útil. Yo soy un psicólogo que está mucho más orientado a la gestión, a temas comerciales, de proceso, y a temas organizacionales. También me ha tocado trabajar mucho en otras fundaciones, en el sector público, también en el mundo privado, y por tanto he tenido la oportunidad de estar en todos los sectores, y eso ha sido muy útil para poder enfrentar este desafío.

Y el haber vivido fuera de Chile también, que creo que es algo muy importante, tener la oportunidad de trabajar fuera de Chile. Yo estuve 7 años en España, es una cosa que te da también una mirada diferente a las cosas, más amplia, y eso ha sido muy útil.

Y, por otra parte, el ser Cordillerano. Yo creo que es un sello que todos llevamos: lo veo en mis amigos, en mis hermanos, en otros primos que salieron también del Colegio.

Es un sello que tiene que ver con hacer las cosas bien, de buena manera, las cosas pequeñas, las cosas grandes, las cosas más importantes, las que parecen menos importantes, hacer cada cosa bien hecha.

Eso ha sido una cosa que yo creo que es un sello que el Colegio nos dejó.

El Cordillera también nos enseñó a ser muy aperrados, de ser luchadores, de ser también quizás un poco rebeldes. Fuimos una generación que le aportó, yo creo que mucho al Colegio, Tuvimos ese sentido de ser aperrados, con compromiso, con pasión, y esa rebeldía que caracterizó a mi curso (y en general, a toda mi generación) fue una rebeldía constructiva, y es una cosa que ha alimentado todo lo que yo he podido hacer. Así que ese gusto por las cosas bien hechas, ese compromiso, y esa pasión y esas ganas, yo creo que son un sello del Colegio, que me ha ayudado no solamente en este trabajo, sino en todos los que he tenido.

 

3. ¿Cuáles son tus mejores recuerdos del Colegio? ¿Alguna anécdota o profesor que recuerdes con especial cariño?

¡Las anécdotas en el Colegio son muchísimas!

A nosotros nos tocó una etapa de formación del Colegio. Yo fui parte de la 2ª generación, salí el año 94, y nos tocaron muchas cosas nuevas por hacerse, las que pudimos construirlas entre los alumnos, los profesores, la gente que estaba a cargo del colegio. Fue un proceso muy bonito, muy estimulante.

Nosotros organizamos con Rodrigo Tagle, Cristóbal Silva, las primeras barras del Colegio en los Interescolares. También nos tocó organizar los esquemas que se hacían en la cancha. Primero con el Colegio Huelén, después con las Monjas Inglesas. Ganamos las barras del Interescolar y ese fue un hito para todo el Colegio.

Nos tocó inventar el grito, que se sigue gritando ahora, y la mascota (el León). Así que esos son recuerdos también muy bonitos.

 

En cuanto a los profesores, el profesor Jorge Cabello, que fue nuestro profesor jefe del IV A, fue una persona y sigue siendo una persona muy importante para nosotros como curso. El profesor Abraham Paulsen, que a mí me interesaba mucho la parte humanista, fue una persona que nos estimuló mucho a leer, a conocer otras miradas. Más allá del contenido curricular que había que ver en cada clase, él nos estimuló mucho y fue una cosa también muy positiva.

Don Daniel Mella, que también fue un profesor importante para nosotros, querido, y yo creo que un poco una continuidad también de una mística que tuvieron las primeras generaciones y que todavía se mantiene en el colegio

Hay otros recuerdos como las aventuras en el Viaje Estudio y muchos otros que también son muy bonitos y que están ahí muy presentes en la vida.

Pero encima de todo, está también la amistad que todavía perdura. Mis grandes amigos son mis amigos del Colegio. Después tuve amigos de muchos otros lados, pero mis grandes amigos son mis amigos del Colegio y eso es algo que es un sello que te marca toda la vida.

 

4. Los alumnos de Iº medio del Colegio están yendo todas las semanas como voluntarios a Coaniquem. ¿Cómo has recibido esta iniciativa? ¿Qué sientes al encontrarte con estos alumnos, acompañados de profesores- a los que conoces?

El otro día estaba llegando a la oficina de nuestro centro de rehabilitación que está en la comuna Pudahuel y me encontré con un grupo de alumnos y reconocí a lo lejos el escudo del Colegio, los uniformes, y a lo lejos vi también al profesor Marcelo Celis, que fue también un profesor muy querido, mi profesor de inglés.

Yo no sabía que estaban haciendo este voluntariado y la verdad que fue una gran emoción encontrarlo, fue una cosa muy bonita. Me ha tocado ir varias veces al Colegio: me ha tocado ir a charlas, a motivar a los alumnos del Colegio para que puedan pasar la colecta, y muchos de los que han pasado por el Cordillera saben que han ayudado en la colecta Coaniquem.

Yo creo que es parte del sello de solidaridad del Colegio, y la verdad es que fue muy bueno verlo, ver a Marcelo Celis ahí después de tanto tiempo al pie del cañón, fue una cosa también muy positiva.

 

 

5. ¿Qué mensaje le mandarías a la comunidad de Leones?

A toda la comunidad de ex-Cordilleranos y Cordilleranos, el mensaje sería que sigamos manteniendo ese espíritu de pelear por sacar las cosas adelante, esa rebeldía, ese aperramiento que ha sido tan característico del Colegio y esas ganas de hacer las cosas bien, en un momento en que, más que nunca, Chile necesita a gente comprometida que quiera sacar temas importantes adelante por el bien del país y todos los que vivimos acá. Siempre con humildad y con muchas ganas, con mucha pasión.

También el seguir cultivando un espíritu de servicio porque, al final, donde uno encuentra más sentido en las cosas es cuando uno está sirviendo, cuando uno sirve al otro. Es donde uno encuentra finalmente una mayor satisfacción y eso es algo que todos podemos cultivar y desarrollar con más fuerza en nuestra vida personal y en nuestra vida profesional.

Esto es lo que he aprendido en esta etapa de mi vida laboral, en Coaniquem, de mi padre y de todos los que trabajan ahí.

 

 

Jorge, agradecemos enormemente el tiempo que te diste para esta nota, por haber conversado con nosotros. Y agradecemos la labor que tu padre, tú y tu familia han hecho por todos los niños que han necesitado de Coaniquem en sus vidas. ¡Muchas gracias!

 

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